Rania de Jordania no solo reina en el corazón de Oriente Medio; domina también las redes sociales como una verdadera influencer, con más de 20 millones de seguidores que la convierten en una de las royals más conectadas del planeta. La reina hachemita, de origen palestino y casada con el rey Abdalá II desde 1993, ha transformado su presencia digital en una herramienta poderosa para promover causas sociales y humanitarias, mientras deslumbra con un estilo impecable que la posiciona como referente de moda entre la realeza europea y árabe.

Desde que abrió sus perfiles en plataformas como Instagram y Twitter (ahora X) en 2010 –siendo la primera monarca en hacerlo–, Rania ha utilizado las redes no solo para compartir momentos de su vida oficial, sino para amplificar voces marginadas. Su canal de YouTube, lanzado poco después, acumula millones de vistas con videos que abordan temas como la educación de las niñas, la igualdad de género y la crisis de refugiados sirios. “Las redes son un puente para conectar con la gente real, para mostrar que los líderes también escuchamos y actuamos”, ha declarado en múltiples ocasiones la reina, de 54 años, quien equilibra su agenda con visitas a la ONU y viajes junto a su esposo, documentando cada paso con fotos y stories que humanizan su figura.

En su rol como defensora global, Rania ha asistido a cumbres de la ONU para abogar por los derechos de los menos favorecidos, como en la reciente Asamblea General donde urgió acciones contra la pobreza infantil en Oriente Medio. Sus publicaciones, que superan los 10 millones de interacciones anuales, no solo informan, sino que movilizan: campañas como #JordanMakesMeSmile han recaudado fondos para hospitales en zonas de conflicto, mientras que sus colaboraciones con UNICEF han impulsado programas educativos en Jordania, un país que acoge a más de 1,3 millones de refugiados. “Ser reina es servir, y las redes me permiten llegar directamente a quienes más lo necesitan”, enfatizó en una entrevista reciente con la BBC.

Pero Rania trasciende el activismo: es un ícono de estilo que fusiona la tradición árabe con la vanguardia europea. Vestida por diseñadores como Elie Saab y Jenny Packham, sus looks –desde abayas bordadas hasta trajes sastre minimalistas– han sido elogiados por Vogue como “elegancia atemporal”. En la gala de los Premios Nobel de la Paz de 2024, su vestido verde esmeralda con mangas abullonadas se volvió tendencia en TikTok, inspirando a miles de usuarias. “Rania demuestra que el poder y la moda pueden coexistir sin esfuerzo”, comentó la editora de moda de Harper’s Bazaar.

Madre de cuatro hijos –el príncipe heredero Hussein, las princesas Iman y Salma, y el príncipe Hashem–, Rania equilibra su vida familiar con este rol digital, compartiendo anécdotas cotidianas que la hacen relatable. Su matrimonio con Abdalá II, un lazo de amor que comenzó en una cena escolar, es otro pilar de su influencia: juntos, han modernizado la monarquía jordana, promoviendo reformas educativas y económicas.

A sus 54 años, Rania de Jordania no muestra signos de desaceleración. Con planes para una gira por Europa en 2026 enfocada en sostenibilidad, su reinado digital sigue creciendo, recordándonos que en la era de los likes, una corona puede ser el mejor filtro para cambiar el mundo. ¿El secreto de su éxito? Autenticidad, elegancia y un compromiso inquebrantable con el servicio público.








