El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha llevado a cabo redadas sorpresa en restaurantes de Washington D.C., generando preocupación en la industria gastronómica local. Los operativos, que incluyeron establecimientos como la pizzería Pupatella en el barrio de Dupont Circle, buscan verificar el estatus migratorio de los trabajadores, en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias bajo la administración de Donald Trump. Según reportes, los agentes de ICE ingresaron a los locales sin órdenes judiciales en algunos casos, exigiendo documentos como los formularios I-9, que certifican la elegibilidad laboral de los empleados en Estados Unidos.
En Pupatella, el personal rechazó una primera visita de los agentes por falta de una orden judicial, pero ICE regresó con una notificación de inspección administrativa. Este tipo de operativos, que han aumentado desde el inicio del segundo mandato de Trump en 2025, también afectaron a otros negocios, como una taquería en el área metropolitana, donde se reportaron detenciones de trabajadores. Shawn Townsend, presidente de la Asociación de Restaurantes del Área Metropolitana de Washington (RAMW), señaló que los migrantes indocumentados son esenciales para la industria, representando una parte significativa de la fuerza laboral en cocinas y servicios. La RAMW ha intensificado capacitaciones para que los empresarios cumplan con los requisitos legales y manejen estas inspecciones, que pueden resultar en multas o cierres si se detectan irregularidades.
La alcaldesa de Washington D.C., Muriel Bowser, aclaró que la Policía Metropolitana no participó en las redadas, manteniendo la postura de la ciudad como un “santuario” para migrantes, donde las autoridades locales evitan colaborar con ICE. Sin embargo, los operativos han generado temor entre los trabajadores, muchos de los cuales temen ser deportados o perder sus empleos. La industria gastronómica, que aún se recupera de los impactos económicos de la pandemia, enfrenta ahora un nuevo desafío: la posibilidad de perder personal clave en un mercado laboral ya de por sí competitivo. Los dueños de restaurantes, además, deben navegar el delicado equilibrio entre cumplir con la ley y proteger a sus empleados, mientras enfrentan presiones económicas y sociales en un entorno político polarizado.
