Una encuesta reciente revela que un tercio de los usuarios de redes sociales, especialmente de la Generación Z, publican menos que hace un año, según The New Yorker. Kyle Chayka, autor de Filterworld: How Algorithms Flattened Culture, describe esta tendencia como “publicar cero”, donde las personas sienten que compartir su vida en plataformas digitales ya no vale la pena, desplazándose hacia mensajes directos y chats privados.
Las redes sociales, como Instagram y TikTok, han evolucionado de espacios para conectar con amigos a plataformas dominadas por contenido mercantilizado de marcas e influencers, impulsado por algoritmos sofisticados. Chayka señala que este cambio convierte las redes en algo similar a la televisión, con publicidad y contenido generado por IA que reemplaza las publicaciones personales, reduciendo la autenticidad que antes caracterizaba estas plataformas.
Este declive en publicaciones personales refleja un cambio en el contrato social de las redes: los riesgos de exposición pública, como humillaciones virales, superan los beneficios para usuarios no profesionales. La interacción se traslada a espacios más íntimos, como WhatsApp o chats grupales, respondiendo a una creciente preferencia por la privacidad, especialmente entre los jóvenes, quienes rechazan la sobreexposición de la década de 2010.
La tendencia podría facilitar iniciativas como la de Jonathan Haidt para reducir la adicción a los teléfonos en escuelas, aunque la distracción persiste en canales privados. Chayka predice que en cinco años las redes sociales se asemejarán más a medios pasivos como Netflix, mientras la interacción social migra a mensajes de texto o incluso a la vida real, revalorizando las conexiones en persona.