Sesenta investigadores policiales trabajan en la búsqueda de los ladrones de la colección de joyas reales del Louvre, un asalto de ocho minutos ocurrido el domingo que reavivó el debate sobre la falta de seguridad en los museos de Francia. Los delincuentes, que cortaron un cristal con una sierra radial para acceder a la galería de Apolo, sustrajeron nueve piezas del siglo XIX, entre ellas la corona de la emperatriz Eugenia. El asalto obligó al Louvre, uno de los museos más visitados del mundo, a cerrar por segundo día consecutivo.
El ministro de Justicia francés, Gérald Darmanin, reconoció que las autoridades “han fallado” y que el hecho proyecta una “imagen muy negativa” del país. La Fiscalía de París investiga la posibilidad de que se trate de una operación de crimen organizado, realizada por especialistas contratados para un coleccionista, dado el “valor patrimonial incalculable” de las joyas robadas.
El atraco generó frustración entre los turistas y reavivó las críticas sobre la seguridad, que según un informe del Tribunal de Cuentas, el Louvre no había logrado mejorar. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, señaló que fue obra de ladrones “experimentados”, y el presidente Emmanuel Macron prometió en redes sociales que las obras serán recuperadas y los autores llevados ante la justicia.