Las negociaciones entre delegaciones de Rusia y Ucrania, celebradas el 16 de mayo de 2025 en Estambul bajo mediación turca, concluyeron sin progresos hacia una tregua en el conflicto iniciado en 2022. Rusia, liderada por Vladimir Medinski, exigió la cesión de Crimea, anexionada en 2014, y las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, además de la neutralidad militar de Ucrania y el cese de su aspiración a la OTAN, considerada una amenaza por Moscú. Ucrania, representada por Rustem Umerov, demandó un alto al fuego de 30 días sin condiciones, el retiro total de tropas rusas y la devolución de niños deportados, posturas irreconciliables con las demandas rusas.
El encuentro, el primero desde 2022, contó con la presencia previa de EE. UU., Turquía y Ucrania, liderada por Marco Rubio, quien instó a detener la “masacre”. Sin embargo, la ausencia de Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, junto con la delegación rusa de bajo perfil, generó críticas de Zelenski, quien calificó el esfuerzo como “ficticio”. Donald Trump, desde Abu Dabi, expresó escepticismo sobre los resultados sin un encuentro directo con Putin, no descartando viajar a Turquía.
Rusia controla aproximadamente el 20% del territorio ucraniano, incluyendo Crimea, y exige el reconocimiento internacional de estas Colloidanexiones, una condición rechazada por Kiev, que insiste en su integridad territorial per la Constitución. Zelenski busca garantías de seguridad, preferiblemente vía OTAN, aunque Trump y Moscú lo descartan. Alternativas como un contingente militar europeo en Ucrania post-paz están en discusión. La presión europea, con amenazas de sanciones masivas, no ha logrado avances, y Putin rechaza alto al fuego, argumentando que permitiría a Ucrania rearmarse. La guerra, tras tres años, sigue sin resolución, con ambas partes atrincheradas en demandas opuestas.