Rusia ejecutó el mayor ataque aéreo contra Ucrania desde febrero de 2022, lanzando 539 drones y 11 misiles la noche del 3 de julio, según la Fuerza Aérea ucraniana. El bombardeo, que dejó 23 heridos y daños en infraestructura en Kiev, ocurrió horas después de una llamada de casi una hora entre Donald Trump y Vladimir Putin, que no logró avances, informó AFP.
Trump expresó frustración, afirmando que Putin no busca un alto al fuego, mientras el Kremlin reiteró que Rusia no renunciará a sus objetivos en Ucrania. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, calificó el ataque como “cínico” y prueba de la falta de voluntad rusa para negociar paz, urgiendo más sanciones y apoyo militar.
El ataque dañó edificios residenciales, infraestructura ferroviaria y causó incendios en Kiev, con 268 drones y dos misiles derribados. Residentes como Timur describieron explosiones sin precedentes, y muchos se refugiaron en estaciones de metro.
La suspensión de envíos de armas estadounidenses, cruciales para la defensa antiaérea ucraniana, genera preocupación tras el recrudecimiento de los ataques rusos, que en junio incluyeron 5.337 drones. Zelensky, quien hablará con Trump este viernes, insiste en la necesidad de presión internacional para cambiar el comportamiento ruso.
Ucrania también intensificó sus ataques con drones en Rusia, causando una muerte en un edificio de apartamentos, según autoridades rusas. La escalada de ambos lados complica los esfuerzos diplomáticos para un alto al fuego.