Han pasado más de diez meses desde que se colocó la primera piedra de la llamada “cárcel del Encuentro” en Santa Elena. La obra arrancó en junio de 2024 con una meta clara: estar lista en abril de 2025. Sin embargo, el calendario avanzó y la promesa se desdibujó.
En una entrevista concedida a CNN el pasado 15 de abril, el presidente Daniel Noboa actualizó el cronograma. Afirmó que el centro penitenciario, cuya inversión asciende a USD 52 millones, estará operativo en septiembre. A pesar de ello, el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) no ha explicado por qué la obra lleva un retraso de cinco meses.
Hasta octubre del año pasado, la construcción apenas registraba un avance del 12 %. El propio Noboa visitó la zona el 4 de ese mes para supervisar los trabajos en la comuna Juntas del Pacífico, donde se levanta esta cárcel de máxima seguridad. No se han revelado detalles del diseño interno ni de los sistemas de control que incorporará, aunque en esa visita, el entonces director del SNAI, general Luis Zaldumbide, acompañó al mandatario, quien subrayó que el objetivo es transformar el sistema penitenciario y garantizar el aislamiento de presos de alta peligrosidad.

“Queremos dejar atrás los centros de crimen y convertirlos en verdaderos centros de reclusión”, dijo entonces Noboa. No obstante, dos meses después, la obra fue blanco de un atentado con explosivos.
El ataque dejó un muerto y fue calificado como “acto terrorista” por el SNAI. Ocurrió el 25 de diciembre de 2024, cuando un grupo de unas 30 personas armadas, vestidas con uniformes similares a los militares, irrumpió en el lugar y detonó explosivos. Durante el asalto, fueron secuestrados cinco trabajadores: el jefe de campamento, un ingeniero en sistemas, un técnico hidrosanitario y dos guardias de seguridad. Todos fueron liberados tras una operación militar. Desde entonces, la obra quedó paralizada.
La cárcel del Encuentro está pensada para reclasificar y aislar a unos 800 presos, de acuerdo con su nivel de peligrosidad. El complejo abarca unas 16,2 hectáreas y contempla seis torres de vigilancia de 9,5 metros de altura, una muralla perimetral de nueve metros, módulos de seguridad, oficinas administrativas, cocina, lavandería y otras instalaciones.
Hasta ahora, los procesos de contratación permanecen bajo reserva. Noboa ha dicho que esta infraestructura se inspira en las cárceles de máxima seguridad construidas en El Salvador. Sin embargo, en el portal oficial de compras públicas no consta la adjudicación del contrato para esta obra.