En menos de una semana, Santo Domingo de los Tsáchilas ha sido escenario de tres atentados con explosivos, afectando dos viviendas y un establecimiento comercial. El último ocurrió el 26 de mayo de 2025 en el sector Brisas del Colorado, donde un artefacto detonó en una casa, causando daños estructurales sin víctimas fatales. Estos ataques, atribuidos a disputas entre bandas, han intensificado el temor entre los residentes.
El 24 de mayo, una ferretería en el centro de la ciudad fue blanco de un explosivo que dañó su fachada y mercadería, sin heridos. Días antes, el 22 de mayo, otra vivienda en la cooperativa Santa Martha fue atacada, dejando escombros y vidrios rotos. La Policía Nacional investiga posibles nexos con Los Lobos, pero no hay detenidos. Los panfletos con amenazas encontrados en los sitios refuerzan la hipótesis de extorsiones.
La ciudad registra un aumento del 15% en hechos violentos en 2025, según el Ministerio del Interior. Los atentados, similares a los reportados en Guayaquil y Machala, reflejan la creciente influencia del crimen organizado. El Bloque de Seguridad ha desplegado operativos, pero la falta de capturas y la audacia de los ataques, ejecutados por sujetos en motocicleta, complican la respuesta.
La comunidad vive en zozobra, con negocios cerrando temprano y familias evitando salir de noche. Vecinos reportan que las amenazas incluyen demandas de “vacunas” a comerciantes. El ECU-911 ha reforzado la vigilancia con cámaras, pero la identificación de sospechosos es difícil debido a la rapidez de los ataques. Las autoridades locales piden calma mientras intensifican patrullajes.
Estos incidentes subrayan la urgencia de una estrategia nacional contra el crimen organizado. El gobierno de Daniel Noboa evalúa extender el estado de excepción a Santo Domingo, como en Guayas, para frenar la violencia. La ciudadanía exige mayor presencia policial y medidas preventivas para proteger vidas y propiedades en una ciudad cada vez más asediada.
