La hija del concejal de Guayaquil, Alberto Cajamarca, fue secuestrada en el cantón de Durán, en un hecho que refleja una preocupante ola de criminalidad en la región. El político denunció el suceso públicamente a través de redes sociales, lo que puso de relieve tanto la situación de su familia como la precariedad de la seguridad ciudadana.
Durán se ha consolidado como uno de los lugares más castigados por la violencia en Ecuador. Con tasas de homicidio que han superado los 140 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la ciudad se encuentra entre las urbes más violentas del mundo según evaluaciones contemporáneas.
Desde el asesinato del cabecilla de Los Choneros en 2020, varias bandas criminales, como Los Chone Killers, Los Tiguerones y Los Lobos, han disputado el control del territorio, lo que ha derivado en masacres, extorsiones y secuestros frecuentes.
Los casos de secuestros y secuestros extorsivos se han disparado en Guayaquil y Durán. Entre enero y mayo de 2025, se registraron 787 alertas por plagios en Guayaquil —equivalente al 40 % del total nacional—, reflejando una media de 5 casos diarios. Las zonas más afectadas incluyen el centro-sur y sectores del noroeste como Nueva Prosperina, donde la extorsión y la amenaza criminal han alcanzado niveles críticos.
Los secuestros exprés, caracterizados por la utilización intensa de la violencia física y psicológica, están a la orden del día. Las bandas operan con rapidez, exigen rescates y amenazan a los familiares mientras realizan extracciones de dinero por medios electrónicos o con intimidación directa.
Este nuevo episodio contra la familia de Cajamarca subraya una crisis de seguridad que ya no distingue entre figuras públicas y ciudadanos comunes. Las autoridades han respondido con operativos, pero la magnitud del fenómeno sugiere que solo una acción sostenida y coordinada puede frenar la escalada criminal. La población exige una respuesta contundente que devuelva la seguridad y la tranquilidad a barrios vulnerables como Durán.