Mark Ronson, el aclamado productor y DJ británico, desentraña en su nuevo libro de memorias Night People los altibajos de su carrera, desde las noches frenéticas de Nueva York hasta sus colaboraciones con íconos como Lady Gaga. Entre anécdotas con Prince, Jay-Z y Amy Winehouse, destaca un incidente hilarante y revelador: el día en que Gaga, estresada por la grabación del álbum Joanne en 2016, chocó accidentalmente su auto contra el de Ronson en Los Ángeles. “Si tienes un problema, ojalá me lo dijeras a la cara en lugar de a mi parachoques”, le dijo él entre risas, transformando un momento de tensión en un lazo de confianza que impulsó su química creativa.
Ronson, de 50 años, presenta el libro como un tributo a la “generación de la noche”, inspirado en la muerte de su amigo Blu Jemz en 2018. A través de 400 páginas, el productor repasa su evolución desde un joven DJ en los clubes neoyorquinos de los 90 —donde casi desata una guerra musical al poner a Michael Jackson con Prince en la pista— hasta convertirse en el artífice de éxitos globales. “La vida nocturna me enseñó a leer el ambiente, reaccionar rápido y crear espacios seguros para la creatividad”, explica en el volumen, donde el choque con Gaga emerge como emblema de su filosofía: manejar el caos con humor y empatía.

De Nueva York a Hollywood: Lecciones en la pista de baile
Los capítulos iniciales sumergen al lector en la efervescencia de la Gran Manzana, donde Ronson, hijo de la diseñadora Ann Dexter-Jones y el editor Laurence Ronson, creció rodeado de celebridades. Contratado por Sean “Diddy” Combs para fiestas legendarias, como el cumpleaños 29 del rapero, aprendió que el éxito depende de la intuición: “Un DJ no solo pone música, anticipa emociones”. Una noche en el club Spy de 1998 casi termina en desastre cuando Q-Tip lo detuvo a tiempo de pinchar a Jackson frente a un celoso Prince, recordándole la rivalidad legendaria entre ambos reyes del pop.
Este entorno caótico moldeó su enfoque como productor. Ronson enfatiza cómo su necesidad de control —forjada en una infancia de fiestas impredecibles— se tradujo en sesiones donde prioriza la comodidad de los artistas. Con Gaga, durante Joanne, el accidente automovilístico no fue más que un catalizador: “La presión mediática la tenía al límite, pero bromear sobre el parachoques creó un ambiente donde ella podía ser vulnerable y genial”, relata.

Colaboraciones que definieron una era
Night People brilla en sus relatos de dúos icónicos. Con Amy Winehouse, grabaron Back to Black en cinco días de pura alquimia, componiendo himnos como “Rehab” en sesiones intensas. En contraste, “Uptown Funk” con Bruno Mars demandó meses de pulido obsesivo, mientras que “Dance the Night” para la banda sonora de Barbie con Dua Lipa pasó por reescrituras exhaustivas hasta lograr su brillo pop. Ronson revela su secreto: adaptar cada canción al alma del artista, equilibrando espontaneidad con perfeccionismo.
El libro también toca su herencia familiar y el impacto de pérdidas como la de Winehouse, que lo impulsaron a documentar estas historias. “Cada vinilo en mi colección es un capítulo de amistad y lección”, escribe, evocando visitas a la tienda de discos de Notting Hill donde todo empezó.

Un legado de noches que cambiaron la música
Lanzado esta semana, Night People no solo es un memoir, sino un manifiesto sobre cómo la noche neoyorquina —con su mezcla de riesgo y genialidad— redefinió la música, la moda y la identidad cultural. Ronson, cinco veces ganador del Grammy, cierra con una reflexión: “No imaginé este camino, pero canción a canción, forjé el pulso de una era”. Para fans de Gaga y Winehouse, es un must-read que humaniza a los genios detrás del telón.
