Las autoridades locales han confirmado que el número de fallecidos a causa de las devastadoras inundaciones ocurridas el fin de semana en Texas ha superado las 100 personas. El condado de Kerr ha sido el más golpeado por la tragedia, registrando 84 víctimas mortales, incluyendo 28 menores de edad, mientras que en zonas vecinas se han confirmado al menos 17 decesos adicionales. Las labores de rescate continúan sin descanso en las diversas comunidades afectadas en el sur de Estados Unidos, donde la magnitud del desastre es inmensa.
Las inundaciones, catalogadas como nunca antes vistas, fueron provocadas por las lluvias torrenciales que cayeron sobre Texas durante la madrugada del 4 de julio. La súbita y masiva crecida de ríos como el Guadalupe excedió ampliamente los registros históricos, superando incluso la inundación de 1987. La situación se agravó debido a que un gran número de personas se encontraban durmiendo en el momento más crítico, limitando su capacidad de reacción. Decenas de rescates acuáticos se llevaron a cabo, y se perdió el contacto con varios campamentos de verano, incluyendo Camp Mystic, donde más de 20 menores figuraron inicialmente como desaparecidos.
La emergencia ha movilizado a más de 400 rescatistas, personal de la Guardia Nacional y equipos de búsqueda especializados con perros y helicópteros. Las lluvias continuaron intensas, extendiendo el riesgo de desbordamiento a lagos y presas en los condados de Travis y Burnet. El presidente estadounidense firmó una declaración de desastre, lo que permitió el despliegue de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) para coordinar los esfuerzos en esta “catástrofe de 100 años”, según describió el propio mandatario.
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