junio 1, 2025 | Actualizado ECT
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Taylor Swift Recupera el Control de sus Primeros Seis Álbumes

La superestrella del pop consolida su independencia artística tras años de disputa por los derechos de sus masters originales.

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mayo 30, 2025 | 19:32 ECT

Taylor Swift, una de las artistas más influyentes y exitosas de la música contemporánea, ha logrado un hito significativo en su carrera al recuperar los derechos de propiedad de sus primeros seis álbumes de estudio. Esta noticia, que marca el fin de una prolongada y pública batalla por el control de su catálogo inicial, representa una victoria trascendental para la artista en su búsqueda de la plena independencia creativa y empresarial.

Los álbumes en cuestión son “Taylor Swift” (2006), “Fearless” (2008), “Speak Now” (2010), “Red” (2012), “1989” (2014) y “Reputation” (2017), los cuales fueron grabados bajo su anterior sello discográfico, Big Machine Records. La disputa por la propiedad de estos “masters” (las grabaciones originales de las canciones) se intensificó en 2019, cuando el magnate Scooter Braun adquirió Big Machine Records, y con ello, los derechos de la música de Swift, sin el consentimiento de la artista.

En respuesta a esta situación, Taylor Swift emprendió la ambiciosa tarea de regrabar sus álbumes, lanzando las versiones “Taylor’s Version” de cada uno, para recuperar el control legal y financiero sobre su propio arte. Si bien el anuncio de hoy no detalla los términos específicos del acuerdo o el proceso exacto por el cual se recuperaron los derechos, fuentes cercanas a la artista confirman que ha culminado con éxito su objetivo de poseer la totalidad de su obra temprana.

Esta recuperación no solo le otorga a Swift el control total sobre cómo se utilizan y licencian estas grabaciones, sino que también solidifica su legado y poder dentro de la industria musical. La saga ha servido como un catalizador para un debate más amplio sobre los derechos de los artistas y la propiedad de las grabaciones, inspirando a otros músicos a buscar un mayor control sobre sus creaciones. Para Taylor Swift, es el capítulo final de una lucha que redefine la relación entre los artistas y sus sellos discográficos, consolidando su posición no solo como un ícono musical, sino también como una defensora incansable de los derechos de los creadores.

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