Una madrugada de fuego cruzado sacudió la frontera entre Tailandia y Camboya este 24 de julio, dejando al menos 12 personas muertas, entre ellas 11 civiles tailandeses y un soldado, según reportes preliminares. El enfrentamiento estalló en una zona fronteriza disputada, reavivando viejas tensiones entre ambos países.
De acuerdo con fuentes locales, los choques iniciaron tras la presunta incursión de tropas camboyanas en la provincia tailandesa de Surin, lo que provocó una rápida respuesta militar por parte de las fuerzas tailandesas, que emplearon artillería pesada y helicópteros de combate.
Testigos en la zona relataron escenas de pánico, con explosiones, ráfagas de disparos y familias huyendo entre los árboles. Las autoridades tailandesas confirmaron que se evacuó a la población civil de varias localidades y se suspendieron las clases en al menos tres distritos cercanos al conflicto.
El cruce fronterizo de Chong Chom fue cerrado indefinidamente, mientras ambos gobiernos se culpan mutuamente del inicio de las hostilidades. Hasta el momento no se ha establecido una tregua, y se teme una posible escalada del conflicto armado si no se alcanzan acuerdos diplomáticos en las próximas horas.
Este nuevo episodio bélico reaviva las alarmas internacionales en una región marcada por disputas históricas y una creciente militarización. La comunidad internacional sigue de cerca la situación, mientras el sudeste asiático suma otro foco de tensión en medio de un contexto global ya frágil.
