El presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), Francisco Egas, encendió el debate esta semana tras expresar su preocupación sobre el creciente nivel de endeudamiento de los clubes del fútbol ecuatoriano, apuntando también al manejo económico del sistema de competencias.
“No entiendo cómo los clubes pueden estar cinco veces más endeudados que hace cinco años”, manifestó Egas durante una entrevista en Radio La Red, en la que también habló sobre la necesidad de reforzar el control financiero y la responsabilidad compartida con la LigaPro, ente organizador de los torneos de Primera A y B.
Las declaraciones no tardaron en generar respuesta. El presidente de LigaPro, Miguel Ángel Loor, utilizó su cuenta de X (antes Twitter) para refutar tajantemente las afirmaciones de Egas:
“No es verdad esa afirmación. Debería mencionar a los clubes sin miedo si es que tiene esos datos”, expresó. “La misma relación que tenemos con los clubes la tiene la FEF, o acaso la Copa Ecuador la juegan clubes extraterrestres?”, añadió en tono irónico.
Comparativa: Copa Ecuador vs LigaPro
Loor fue más allá y presentó una comparativa pública entre la gestión de la Copa Ecuador, organizada por la FEF, y la LigaPro:
- Copa Ecuador
- Derechos de TV: 2 millones de dólares
- Reparto a clubes: 80%
- FEF se queda con: 20%
- Taquilla de la final: Se la queda el tenedor de los derechos de TV
- Resultado financiero: Déficit de casi 200 mil dólares
- LigaPro
- Derechos de TV: 20 millones de dólares
- Reparto a clubes: 100%
- Taquilla: 100% para los clubes
- Resultado financiero: Superávit de casi 3 millones de dólares
“LigaPro genera sus propios recursos y no toca un dólar de los clubes. En temas de números, eficiencia y transparencia, no creo que tengamos mucho que discutir”, cerró Loor.
¿Y ahora qué?
La discusión ha puesto en el centro del debate la sostenibilidad financiera del fútbol ecuatoriano y la necesidad de mejorar la coordinación institucional entre FEF y LigaPro, dos entidades que, pese a tener objetivos comunes, han mostrado públicamente diferencias en su visión administrativa.
Mientras los clubes enfrentan deudas crecientes y presiones económicas, las autoridades del balompié nacional deberán encontrar puntos de encuentro para garantizar la estabilidad del sistema y evitar que las disputas institucionales afecten la competitividad y el desarrollo del fútbol ecuatoriano.