El tifón Kalmaegi (conocido localmente como Tino), considerado uno de los más fuertes de la temporada, ha dejado un rastro de devastación en Filipinas, con un saldo de más de medio centenar de personas fallecidas (las cifras varían entre 52 y 82 muertes según los reportes) y más de 1,1 millones de personas afectadas. El tifón recorrió la región central del archipiélago con vientos huracanados y fuertes precipitaciones que causaron graves inundaciones, tocando tierra hasta en cinco ocasiones.
Entre las zonas más afectadas se encuentra la isla de Cebú, la misma que en el mes pasado sufrió un fuerte terremoto. La gobernadora de Cebú, Pamela Baricuatro, declaró el estado de calamidad debido a los “severos daños en infraestructura, edificios públicos y privados”. En localidades como Liloan, el alcalde Fernando Frasco reportó 35 fallecidos y la falta total de servicios básicos como internet, luz y agua. La recuperación inicial de Cebú podría tardar entre una y dos semanas, según Defensa Civil.
Mientras en Filipinas la Policía y el Ejército inician las tareas de limpieza y reparto de ayuda, las autoridades en la isla de Luzón (donde está Manila) se preparan para la posible llegada de un supertifón la próxima semana. Por su parte, el tifón Kalmaegi se desplaza ahora sobre el mar de China Meridional rumbo a Vietnam, donde impactará entre la noche del jueves y la madrugada del viernes con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora, forzando a las autoridades vietnamitas a iniciar planes de evacuación.








