La parroquia Santa Rosa, en Ambato, vive un profundo duelo tras el trágico accidente de un bus en Simiatug, cantón Guaranda, que cobró la vida de veintidós personas el pasado domingo dieciséis de noviembre. Entre las víctimas que son veladas en Ambato se encuentran Ángel Ayme, el chofer del vehículo de la cooperativa Ambateñita, su esposa Carmen Chimborazo, su hijo Gilber Ayme, y María Caisaguano. El siniestro ocurrió al mediodía, cuando el bus se precipitó a un abismo de aproximadamente ciento cincuenta metros. Muchos de los pasajeros eran residentes de Ambato que se dirigían a su tierra natal, en la provincia de Bolívar, para ejercer su derecho al voto en el referéndum y la consulta popular. Jennifer Ayme, la hija mayor de la familia, relató con angustia que, tras perder a sus padres, se hará cargo de su hermano menor, prometiendo ser su guía y apoyo incondicional. Recordó que sus padres habían adquirido el bus hace apenas siete meses mediante un préstamo, haciendo realidad el sueño familiar que habían perseguido desde que dejaron Simiatug veinte años atrás.
El drama se extiende a otros familiares, como Segundo Chimborazo Punina, cuñado del conductor, quien se encuentra en estado crítico e internado en el Hospital General Docente Ambato. Sus familiares han hecho un llamado a las autoridades para que se provean los medicamentos e insumos necesarios para su operación, ya que se encuentra en coma inducido y han tenido que comprar algunas medicinas por su cuenta. Ante la tragedia y el gran número de huérfanos que deja el siniestro, los deudos solicitan ayuda gubernamental para enfrentar las complicaciones de esta nueva realidad. La movilización masiva de personas desde Ambato a sus lugares de origen para participar en las votaciones o eventos es una práctica común de quienes, años atrás, salieron de Bolívar en busca de trabajo y emprendimientos. La comunidad exige que se investigue a fondo la causa del siniestro para determinar las responsabilidades.
