El Ejército y la Policía Nacional llevaron a cabo el martes dieciocho de noviembre el traslado de ochenta y siete reclusos de la cárcel de Machala a un centro de rehabilitación social en Guayaquil. Esta medida obedece a una estrategia de seguridad implementada tras la masacre ocurrida el pasado nueve de noviembre en el penal de Machala, donde treinta y un personas privadas de libertad fueron asesinadas. El dispositivo de seguridad desplegado por las fuerzas armadas aseguró el embarque ordenado de los reos en varios vehículos, garantizando, según la institución militar, “el respeto irrestricto a los derechos humanos” durante la operación.
La revuelta en Machala se desató cuando el grupo criminal Sao Box atacó a miembros de Los Lobos, su banda aliada. Horas después, se halló a veintisiete presos de Sao Box asfixiados, en una aparente represalia de Los Lobos. El Gobierno atribuyó la masacre a la resistencia de los presos a ser trasladados a la nueva Cárcel del Encuentro en la provincia de Santa Elena. Días después de la masacre, el presidente Daniel Noboa ordenó el traslado de trescientos reos de alta peligrosidad, incluyendo jefes criminales, a dicha prisión de máxima seguridad, pese a que su construcción registra solo un cuarenta por ciento de avance. La crisis carcelaria en Ecuador ha cobrado la vida de más de seiscientos reclusos desde dos mil veintiuno.








