El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incrementó la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro al afirmar que su gobierno contempla realizar acciones “por la manera fácil”, pero también “por la manera difícil”. El mandatario sugirió que “podría hablar” con el líder venezolano, a pesar de que su Administración lo denunció como supuesto cabecilla de una organización terrorista. Trump aseguró que una comunicación directa “podría salvar vidas”.
Las declaraciones se producen en un momento de máxima tensión por el despliegue militar estadounidense en el mar Caribe. El portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota, lidera una operación con más de diez barcos y 12,000 efectivos con el objetivo de combatir organizaciones de narcotráfico. Además de la advertencia directa, Trump acusó a Maduro de liberar reclusos y de enviarlos a territorio estadounidense, incluyendo a miembros del Tren de Aragua y narcotraficantes. En paralelo, la Administración Federal de Aviación (FAA) alertó sobre los riesgos de sobrevolar el territorio venezolano, calificando la región como “potencialmente peligrosa”, lo que provocó la cancelación de unos 33 vuelos internacionales. Ante esto, el régimen chavista advirtió que las aerolíneas deben retomar sus operaciones o se les revocarán los permisos.
