El 3 de julio de 2025, el Congreso de EE. UU. aprobó por estrecho margen (218-214) el megaproyecto presupuestario de Donald Trump, consolidando su agenda para un segundo mandato con más fondos para deportaciones masivas y recortes fiscales de 4,5 billones de dólares, a firmarse el 4 de julio. La ley, calificada por Trump como “grande y hermosa,” refleja su control sobre el Partido Republicano, pese a divisiones internas.
El proyecto, que suma 3,4 billones al déficit fiscal en una década, reduce programas sociales como Medicaid y cupones de alimentos, afectando a 17 millones de beneficiarios y amenazando hospitales rurales. Mike Johnson, presidente de la Cámara, negoció con disidentes republicanos para asegurar el voto, mientras moderados temen por su reelección y halcones fiscales critican los ahorros insuficientes.
Los demócratas, liderados por Hakeem Jeffries, quien retrasó la votación con un discurso de nueve horas, denunciaron el proyecto como una “abominación” que redistribuye riqueza de los pobres a los ricos. Jeffries destacó el impacto en estadounidenses vulnerables, esperando que la oposición pública fortalezca a los demócratas en las elecciones de 2026.
Aprobado en el Senado y ratificado en la Cámara, el paquete cumple promesas de campaña de Trump, como mayor gasto militar y deportaciones, pero genera preocupación por su impacto económico y social. Trump presionó personalmente a legisladores para superar resistencias, marcando una victoria clave tras fallos favorables de la Corte Suprema y una tregua en el conflicto Israel-Irán.