En un gesto diplomático inesperado durante el funeral del papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acordaron celebrar una reunión bilateral para tratar las crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias. El breve saludo entre los líderes fue confirmado por la portavoz de la Comisión Europea, Paula Pinho, quien destacó que se está coordinando una futura cita, aunque aún no se han definido la fecha ni el lugar del encuentro.
Este acercamiento se produce en un contexto de intensas negociaciones sobre los aranceles impuestos por Estados Unidos a productos europeos, como el acero, el aluminio y los automóviles. La Unión Europea había respondido con la imposición de un impuesto global del 25 % sobre estos productos y un 20 % en otros bienes estadounidenses. Sin embargo, Bruselas decidió suspender temporalmente estas medidas por 90 días, con la esperanza de avanzar hacia un acuerdo que evite una escalada en la guerra comercial.
La administración de Trump ha defendido una política de aranceles “recíprocos” como respuesta a lo que considera prácticas comerciales desleales por parte de sus socios. Este enfoque ha sido un pilar de su estrategia para proteger la industria nacional frente a la competencia extranjera. La posible reunión entre Trump y Von der Leyen podría marcar un punto de inflexión en las relaciones transatlánticas, permitiendo revisar los términos de intercambio y establecer nuevas bases para su relación comercial. La diplomacia europea apuesta por un enfoque estratégico que evite una nueva escalada de medidas proteccionistas que afecten a sectores clave como el automotriz y el industrial.