Bajo el lema “Más fuerte que el tiempo”, la marca alemana encapsuló el todoterreno en un colosal bloque de resina color ámbar, simbolizando el ADN inalterable de un vehículo que nació para el ejército y terminó conquistando el mercado del lujo.
Esta instalación artística no solo celebra la historia de la Clase G, sino que resalta su evolución: de ser un vehículo estrictamente utilitario a convertirse en un SUV de estatus, apreciado por celebridades y conductores que exigen rendimiento extremo sin renunciar a la sofisticación.
🛠️ Una obra maestra de ingeniería y paciencia
El proyecto, diseñado para el lanzamiento de la nueva generación en dos mil dieciocho, fue una hazaña logística que requirió una precisión milimétrica:
- Materiales: Se utilizaron más de diez mil setecientos galones de resina líquida para cubrir por completo el automóvil.
- Tiempo de ejecución: El equipo de trabajo dedicó casi nueve mil horas de labor meticulosa para asegurar que la resina solidificara sin imperfecciones.
- Diseño: El vehículo de mil novecientos setenta y nueve fue colocado en una posición inclinada dentro de un marco cuadrado, simulando una maniobra de conducción off-road congelada en el tiempo.
🌎 Un símbolo global de resistencia
Tras su debut en el Salón del Automóvil de Detroit, el cubo de resina inició una gira internacional, consolidando la imagen del G-Wagen como un vehículo que trasciende las modas pasajeras.
La marca ha reforzado esta narrativa con otros desafíos extremos para celebrar sus cuarenta años de historia:
- Hazaña en Argentina: Un Clase G recorrió el muro casi vertical de una represa, demostrando que su capacidad de tracción desafía incluso la gravedad.
- Legado militar: Se recordó su origen en mil novecientos setenta y nueve, cuando su robustez era una necesidad táctica antes de ser un símbolo de elegancia urbana.
🛡️ El ADN de la Clase G
Para Mercedes-Benz, esta instalación representa la esencia del modelo: un diseño que apenas ha cambiado en décadas porque su funcionalidad es perfecta. Al quedar atrapado en el “ámbar” artificial, el 280 GE se presenta ante el mundo como un fósil tecnológico que, a diferencia de otros automóviles, nunca pasará de moda ni perderá su fuerza.








