Uruguay llora la pérdida de José “Pepe” Mujica, expresidente entre 2010 y 2015, quien falleció el 13 de mayo de 2025 a los 89 años tras una batalla contra el cáncer de esófago que se extendió al hígado. El país decretó tres días de duelo nacional, hasta el 16 de mayo, y su velatorio se lleva a cabo en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo desde las 15:00 del 14 de mayo, según informó El Universo. El presidente Yamandú Orconomia, quien confirmó el deceso, lo describió como “compañero, presidente, referente y conductor”, destacando su “profundo amor por su pueblo”.
Mujica, exguerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, marcó la política uruguaya y latinoamericana con su austeridad y políticas progresistas. Su gobierno legalizó el matrimonio igualitario, el aborto y la marihuana recreativa, posicionando a Uruguay como pionero en derechos sociales en América Latina. Conocido como el “presidente más pobre del mundo” por donar la mayor parte de su salario y vivir en una modesta chacra en Rincón del Cerro junto a su esposa, Lucía Topolansky, Mujica rechazó los lujos y defendió una filosofía de simplicidad. Su discurso en la cumbre Río+20 de la ONU en 2012, criticando el consumismo y abogando por la felicidad humana, resonó globalmente, ganándole admiración mundial.
Líderes internacionales lamentaron su fallecimiento. Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, lo llamó un “faro de esperanza” por su combinación de lucha política y ternura. Gabriel Boric, de Chile, prometió que el olivo que plantaron juntos en la chacra de Mujica florecerá, simbolizando su legado perdurable. Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina, y Pedro Sánchez, de España, elogiaron su dedicación a un mundo mejor, mientras que Evo Morales, de Bolivia, lo destacó como un sabio defensor de la integración latinoamericana.
La vida temprana de Mujica como guerrillero tupamaro, sus 14 años en prisión bajo condiciones extremas durante la dictadura uruguaya y su transformación en líder democrático forjaron su perspectiva única. Tras su liberación en 1985, fue diputado, senador y ministro de Agricultura antes de su presidencia. Incluso en sus últimos meses, a pesar de su salud deteriorada, apoyó la campaña de Orsi, asegurando una victoria del Frente Amplio en 2024.
El gobierno uruguayo ha garantizado una despedida acorde con la estatura de Mujica, con miles de personas esperadas para rendirle homenaje. Su pedido de ser enterrado en su chacra, junto a su perra Manuela, refleja su compromiso de toda la vida con la simplicidad. El legado de Mujica como revolucionario, humanista y símbolo global de liderazgo con principios perdura, inspirando a generaciones a priorizar la justicia y la humildad.