Una enorme valla publicitaria instalada en la Autopista Internacional, a la altura de Villa del Rosario (Norte de Santander, Colombia), exhibe con claridad las recompensas ofrecidas por Estados Unidos por la captura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. La estructura destaca una recompensa de 50 millones de dólares por Maduro y 25 millones por Cabello, señalando su presunta relación con narcotráfico y actividades terroristas.
Este tipo de anuncio no proviene de una organización criminal, sino que forma parte de una campaña internacional dirigida por el gobierno estadounidense para difundir su postura contra la cúpula del régimen venezolano.
Los carteles en la región fronteriza reflejan que el mensaje se expande más allá de lo diplomático y se exhibe públicamente, ante la mirada de viajeros, automovilistas y residentes de zonas limítrofes.
La colocación de esta valla ocurre en un contexto de alta tensión entre los gobiernos de Colombia, Venezuela y Estados Unidos. La frontera colombo-venezolana, cargada de historia y disputas, se convierte nuevamente en un escenario donde confluyen intereses geopolíticos, seguridad regional y lucha contra redes criminales transnacionales.
El mensaje es claro: la presión internacional sobre el régimen venezolano trasciende los despachos diplomáticos y se hace visible en el espacio público fronterizo.
