En medio de una escalada de hostilidades con Irán, Israel ha tomado la drástica medida de cerrar la Ciudad Vieja de Jerusalén para prevenir posibles atentados terroristas. La policía ha desplegado un fuerte operativo en la zona, permitiendo el acceso únicamente a los residentes y realizando controles exhaustivos para detectar cualquier amenaza. Esta decisión responde al temor de que grupos palestinos puedan intentar atacar a turistas o ciudadanos, especialmente en puntos sensibles como el Muro de las Lamentaciones.
El cierre ha impactado significativamente la vida diaria, con numerosos comercios cerrados y turistas confinados en sus hoteles. A pesar de la tensa situación, algunos habitantes intentan mantener una apariencia de normalidad, como lo demuestra la celebración de una boda en un refugio antiaéreo, según reporta el artículo. La medida subraya la gravedad de la situación y la determinación de las autoridades israelíes para salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos y visitantes en un momento de creciente incertidumbre regional.