El presidente Donald Trump anunció en TruthSocial que fuerzas estadounidenses bombardearon con éxito tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfahán. Según Trump, el ataque, centrado especialmente en Fordow, fue ejecutado sin incidentes, con todos los aviones regresando a salva, y lo calificó como un paso hacia la paz. Sin embargo, esta acción marca una escalada significativa en el conflicto entre Israel e Irán, iniciado el 13 de junio de 2025 con ataques israelíes contra objetivos nucleares y militares iraníes.
Irán prometió represalias, con su ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, advirtiendo que la intervención estadounidense sería “muy peligrosa para todos”. Los hutíes en Yemen, aliados de Irán, amenazaron con reanudar ataques contra buques estadounidenses en el Mar Rojo. En respuesta, EE. UU. comenzaron vuelos de evacuación para sus ciudadanos en Israel, los primeros desde el ataque de Hamás en octubre de 2023.
Israel, que previamente atacó una planta de centrifugadoras en Isfahán y mató a tres altos mandos iraníes, afirmó haber dañado significativamente el programa nuclear iraní y desmantelado más del 50% de los lanzadores de misiles iraníes. Irán contraatacó con drones y misiles, pero las defensas israelíes limitaron los daños. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó daños graves en Natanz, aunque sin riesgo de contaminación externa.
El conflicto ha causado al menos 722 muertes en Irán, incluyendo 285 civiles, y 24 en Israel, con millas de heridos. La guerra ha generado apagones de internet en Irán y desplazamientos masivos. Trump, quien había prometido evitar conflictos externos, enfrenta críticas internas, con figuras republicanas como Steve Bannon oponiéndose a una intervención prolongada.
Irán insiste en que su programa nuclear es pacífico, enriqueciendo uranio al 60% para fines civiles, mientras Israel lo considera una amenaza existencial. Negociaciones previas en Ginebra fracasaron, y el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, reafirmó el derecho de su país a la energía nuclear, ofreciendo garantías de transparencia a Francia.
La participación de EE. UU., posiblemente con bombas antibúnker lanzadas desde bombarderos B-2, eleva el riesgo de una guerra regional prolongada, con implicaciones impredecibles para el Oriente Medio.