El 9 de julio de 2025, el ministro de Defensa neerlandés, Ruben Brekelmans, acusó a Rusia de incrementar el uso de armas químicas, como la cloropicrina, contra soldados ucranianos, según un informe de inteligencia holandesa. El ministro de Exteriores, Caspar Veldkamp, respaldó la denuncia, según EFE.
La cloropicrina, un agente asfixiante prohibido por la Convención sobre Armas Químicas (CWC), causa irritación en pulmones, ojos y piel, y puede ser letal en espacios cerrados, según BBC. Fue utilizada en la Primera Guerra Mundial y, aunque se usa en agricultura, su empleo en combate viola el tratado internacional, ratificado por Rusia.
Brekelmans calificó la situación como “inaceptable” y pidió más sanciones contra Rusia, aislamiento internacional y apoyo a Ucrania. La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW) confirmó en noviembre de 2024 la presencia de gas lacrimógeno CS en Ucrania, sin atribuir responsabilidades. Países Bajos abordará el tema en la próxima reunión del Consejo Ejecutivo de la OPCW.
El Kremlin, a través de Dmitry Peskov, negó las acusaciones en mayo de 2024, afirmando cumplir con la CWC. Sin embargo, reportes de inteligencia holandesa y alemana señalan el uso de cloropicrina mediante drones para desalojar soldados ucranianos de trincheras, considerándolo una práctica “estandarizada” por Rusia.