Tomado Agencia ANSA
La nueva película de Superman de James Gunn, llegó a los cines del mundo, la historia de un nuevo superhéroe, sumamente empático, extremadamente amable y con una fe innata en la bondad de la humanidad.
Tanto es así que algunos ya habían hablado, rompiendo el embargo que protegía la película, de un Superman como un campeón superconsciente, ciertamente no querido por Donald Trump y sus fervientes seguidores del movimiento MAGA.
Gunn desató la polémica cuando en una entrevista describió a su Superman como “la historia de Estados Unidos: un inmigrante que llegó de otro lugar y pobló el país”.
¿Una alusión a la obsesión con deportar migrantes de Trump? Desde allí, comentaristas de Fox News y la galaxia MAGA en las redes comenzó a llamar a la película “Superwoke”.
De hecho, el Hombre de Acero de Gunn quizás sea demasiado perdedor durante gran parte de la película y solo se redime al final, pero no por mucho.
Atrapado en conflictos tanto internacionales como nacionales, las acciones de Superman (David Corenswet) para proteger a la humanidad finalmente se ponen en duda, y su vulnerabilidad permite al multimillonario tecnológico y maestro del engaño Lex Luthor (Nicholas Hoult) aprovechar la oportunidad para eliminarlo de una vez por todas.
Entre las acusaciones contra el superhéroe se encuentran las de ser un extraterrestre, un inmigrante y, peor aún, que su misión en la Tierra no es en absoluto servir a la humanidad.
Sin embargo, de su lado está la intrépida reportera del Daily Planet, Lois Lane (Rachel Brosnahan), con quien comparte su trabajo, y la ayuda de otros metahumanos de Metrópolis, en concreto, el trío de la Banda de la Justicia y su compañero de cuatro patas, el irreprimible Krypto.
¿A qué se debe tanta bondad en Superman? El propio Gunn explica las razones en sus notas: “Me enamoré del personaje de ‘All-Star Superman’ (la miniserie de cómics de Grant Morrison de 2005).
Para mí, demostró, mejor que nadie, que Superman era un tipo bondadoso, impulsivo, siempre dispuesto a hacer lo correcto, entusiasta e increíblemente puro”.
“Me encantó la bondad que Grant Morrison le dio a este personaje, que para mí fue una gran inspiración y se convirtió en la base del Superman de esta película. Lo hice menos poderoso, incapaz de hacer retroceder el mundo en el tiempo y sin golpear planetas. Claro, es muy fuerte, puede levantar un rascacielos, pero no es completamente invulnerable. Al principio de la película vemos a un Superman que sangra. Cuando imaginé esta escena, pensé: ‘¿Cómo llegamos a este punto?’.
Cabe mencionar que la película, que además de los numerosos villanos, también aborda la maldad de las redes sociales y la guerra virtual de drones y escenarios oscuros, cuenta con Gunn detrás de la cámara, con el apoyo de colaboradores habituales, como el director de fotografía Henry Braham, la diseñadora de producción Beth Mickle, la diseñadora de vestuario Judianna Makovsky y el compositor John Murphy, junto con el compositor David Fleming y los editores William Hoy y Craig Alpert.
El presupuesto de producción de la película es de alrededor de 250 millones de dólares y poco menos de 400 millones de dólares incluyendo el marketing.