Carteles mexicanos han implementado un nuevo y sofisticado método para introducir drogas altamente adictivas y letales, como la metanfetamina y el fentanilo, en Estados Unidos: disfrazarlas como medicamentos legítimos. Durante una conferencia de prensa el 15 de julio, la fiscal general de EE. UU., Pamela Bondi, y el administrador interino de la DEA, Robert Murphy, advirtieron sobre esta alarmante tendencia. Los cárteles están transformando la metanfetamina en píldoras que simulan fármacos comunes como el Adderall, distribuyéndolas en comunidades vulnerables, especialmente entre universitarios.
Bondi destacó que estas píldoras falsas son casi indistinguibles de las auténticas, y su consumo conlleva un menor estigma que inyectarse o fumar, lo que las convierte en una vía más insidiosa de adicción. Un decomiso significativo en Fresno, California, reveló 24 libras de carfentanilo –una droga aún más potente que el fentanilo– camufladas como píldoras de oxicodona, encendiendo alarmas por su extremo peligro. Las autoridades urgen a padres y jóvenes a evitar recibir medicamentos de fuentes no confiables, ante el alto riesgo de consumir drogas adulteradas y potencialmente fatales.
La DEA ha registrado incautaciones récord en la primera mitad de 2025, incluyendo aproximadamente 44 millones de píldoras de fentanilo, 4,500 libras de fentanilo en polvo, cerca de 65,000 libras de metanfetamina y más de 201,500 libras de cocaína. Operaciones notables incluyen 700 libras de metanfetamina ocultas en pepinos en Georgia y el carfentanilo en California. Los carteles mexicanos han sido designados como organizaciones terroristas extranjeras por el Departamento de Justicia debido a estas actividades. La ‘Halt Fentanyl Act’ fue aprobada, imponiendo penas mínimas de 10 años por posesión de 100 gramos o más de sustancias relacionadas con el fentanilo, en un esfuerzo por frenar esta crisis.