Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, conocido como “Vampirach”, desata polémica en Cuba con sus videos en Instagram, donde, con 120.000 seguidores, publica sketches humorísticos que ironizan sobre la crisis de alimentos, medicinas, apagones y combustible. Disfrazado de monje, vampiro o gatito, sus chistes, como burlarse de la falta de pollo o los cortes eléctricos, divierten a algunos, que lo llaman “próximo presidente”, pero indignan a sectores progubernamentales.
Ernesto Limia, escritor afín al régimen, lo tildó de “imbécil” que daña la memoria de Fidel, mientras el influencer “El Necio” acusó a Sandro de atentar contra la seguridad nacional. En Cuba, activistas enfrentan citaciones o prisión por publicaciones antigubernamentales, pero Sandro, de 33 años, no ha sido sancionado.
Manuel Cuesta Morúa, disidente, ve en Sandro un reflejo de la desconexión de los nietos con la revolución de 1959, destacando su “grotesca” actividad en redes frente a la discreta élite familiar en Punto Cero. Escándalos previos, como un video de 2021 manejando un Mercedes-Benz o su cumpleaños en 2024 en su bar EFE tras un apagón masivo, intensificaron críticas por su estilo de vida privilegiado.
La familia de Fidel, alejada de la política, contrasta con los hijos de Raúl Castro, como Mariela, diputada, o Alejandro, involucrado en negociaciones con EE.UU. Sandro, dueño de un bar en La Habana, sigue generando controversia, mostrando las tensiones entre la nueva generación y el legado revolucionario.
