Más de 7 mil casos de chikungunya se han confirmado en la provincia de Guangdong, al sur de China, lo que ha llevado a las autoridades a aplicar restricciones sanitarias similares a las que se usaron durante la crisis del COVID-19. La ciudad de Foshan, limítrofe con Hong Kong, se ha convertido en el epicentro del brote.
El virus, transmitido por mosquitos, provoca fiebre alta, fuertes dolores en las articulaciones y fatiga extrema. En algunos pacientes, los síntomas pueden prolongarse por meses o incluso años, dificultando el retorno a sus actividades normales.
Para contener la propagación, se ha ordenado el aislamiento obligatorio de pacientes en instalaciones equipadas con mosquiteros especiales. Las autoridades también han desplegado operativos de control vectorial, incluyendo fumigaciones, desinfección masiva, inspecciones domiciliarias y aplicación de sanciones a quienes no eliminen criaderos de mosquitos. Incluso se han utilizado métodos biológicos, como la introducción de insectos depredadores de larvas en cuerpos de agua urbanos.
Pese a que el virus no se transmite de persona a persona, la reacción estatal ha sido inmediata y severa, con una logística sanitaria que recuerda a las cuarentenas y protocolos del año 2020. En varias zonas, el acceso a ciertos productos médicos está siendo monitoreado, se han aplicado restricciones de movimiento y se exige notificación obligatoria de síntomas sospechosos.
Este brote coincide con la temporada de calor y lluvias en la región, condiciones que favorecen la reproducción del mosquito Aedes, principal transmisor del virus. La situación ha generado alarma tanto a nivel local como internacional, por el recuerdo aún latente de cómo surgió y se expandió el COVID-19.
Aunque por ahora no hay indicios de una emergencia global, la rápida expansión del chikungunya y el regreso de medidas sanitarias estrictas evidencian el nivel de preocupación que enfrenta el sistema de salud chino ante esta nueva amenaza epidemiológica. Las autoridades insisten en que el cumplimiento de las normas será clave para contener la propagación del virus y evitar un escenario de mayor impacto.
