El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, condenó enérgicamente el masivo ataque nocturno perpetrado por las fuerzas rusas, calificándolo como una señal inequívoca de las prioridades de Vladímir Putin. Según el mandatario, la ofensiva consistió en el lanzamiento de más de 650 drones y una treintena de misiles dirigidos principalmente contra la infraestructura energética y zonas residenciales del país. Zelensky subrayó que este asalto se produce en vísperas de la Navidad, un momento en el que las familias buscan reunirse en paz, y afirmó que el líder del Kremlin “todavía no puede aceptar que tiene que dejar de matar”. El ataque dejó al menos tres víctimas mortales, incluyendo a un niño de cuatro años en la región de Zhitomir, una mujer en Kiev y otra persona en Jmelnitski, evidenciando el impacto directo sobre la población civil.
Ante la magnitud de los daños, Zelensky hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para reforzar la defensa aérea de Ucrania y aumentar la presión política sobre Moscú. El presidente insistió en que el mundo no está ejerciendo la presión suficiente para obligar a Rusia a cesar las hostilidades y garantizar una seguridad estable en la región. Por su parte, la primera ministra Yulia Sviridenko informó que las regiones occidentales fueron las más afectadas por los bombardeos, lo que obligó a implementar cortes programados de electricidad en todo el territorio nacional mientras los equipos de emergencia trabajan en la reparación de la red. Esta nueva escalada bélica pone de manifiesto la fragilidad de las negociaciones actuales y la determinación de las tropas rusas de atacar servicios básicos en pleno invierno.
