El presidente de la Asamblea Nacional, Niels Olsen, anunció el 19 de mayo de 2025 una reestructuración del calendario laboral del Legislativo ecuatoriano, marcando un cambio significativo en la dinámica parlamentaria. En un mensaje difundido a través de su cuenta en X, Olsen señaló que las sesiones plenarias se realizarán ahora los lunes, martes y miércoles por la mañana, ampliando de dos a tres días semanales, mientras que las comisiones especializadas trabajarán de lunes a viernes. Los viernes, los asambleístas se dedicarán a actividades en territorio, acercándose a las necesidades de la ciudadanía. Como periodista, veo en esta medida un intento audaz de alinear el trabajo legislativo con las demandas de un país que exige mayor compromiso de sus representantes.
Olsen, respaldado por 80 votos y miembro del movimiento oficialista Acción Democrática Nacional (ADN), justificó esta reforma con un mensaje claro: “Si los ecuatorianos trabajan toda la semana, sus representantes también”. Esta declaración refleja una crítica a la antigua práctica de limitar las sesiones plenarias a martes y jueves, un esquema que él considera insuficiente para las necesidades actuales del Ecuador. La ampliación del calendario busca no solo incrementar la productividad legislativa, sino también fortalecer la conexión con los ciudadanos a través del trabajo en campo los viernes. Desde mi perspectiva, esta iniciativa podría ser un paso hacia un Legislativo más dinámico, aunque su éxito dependerá de la ejecución efectiva y de la voluntad de los asambleístas para cumplir con estas nuevas responsabilidades.
El anuncio se enmarca en el inicio del nuevo período legislativo, que comenzó el 14 de mayo de 2025, bajo el liderazgo de Olsen, un exministro de Turismo de 37 años con experiencia en los gobiernos de Guillermo Lasso y Daniel Noboa. Su visión, respaldada por el presidente Noboa, apunta a una Asamblea que actúe como “motor” del país, enfocada en temas clave como seguridad, empleo y salud. Sin embargo, la oposición, particularmente de Revolución Ciudadana, ha cuestionado la legitimidad de su elección, lo que sugiere que este cambio enfrentará retos políticos. Como periodista, me parece que esta reforma es un intento de responder al descrédito histórico del Legislativo, pero solo el tiempo dirá si logra traducirse en resultados tangibles para los ecuatorianos.
