junio 6, 2025 | Actualizado ECT
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Cacería ilegal amenaza bosques protegidos de Guayaquil

Policía Ambiental rescata más de 300 animales en la Zona 8.

Escrito por Abel Cano

junio 2, 2025 | 06:59 ECT

La cacería ilegal en los bosques protegidos de Guayaquil pone en peligro a la fauna silvestre, con más de 300 animales rescatados por la Policía Ambiental en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) entre 2023 y 2024. Especies como monos aulladores, boas, tortugas y aves, muchas en peligro de extinción, son capturadas en áreas como los cerros Blanco, Prosperina y Colorado, afectadas por invasiones, incendios y tala ilegal.

La Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) ha intensificado operativos en los bosques secos tropicales, que albergan 700 especies de plantas y fauna única, pero enfrentan amenazas por asentamientos irregulares y falta de control. Los animales rescatados, incluyendo guacamayos y ocelotes, son trasladados a centros de rehabilitación autorizados para su recuperación y posible liberación.

La Dirección de Bienestar Animal del Municipio de Guayaquil reportó 2,906 animales maltratados rescatados en el último año, con sanciones de hasta $136,000 por maltrato y tenencia ilegal. La ciudadanía puede denunciar al ECU911, ya que la cacería y el tráfico de fauna son delitos penales, según el Ministerio del Ambiente.

Los bosques protegidos, como Cerro Blanco, capturan 400,000 toneladas de CO2 y proveen agua, pero la vigilancia es insuficiente, con solo 12 guardabosques para 10,636 hectáreas. Proyectos como el nuevo aeropuerto de Daular podrían agravar la migración de aves, aunque se planea un túnel para mitigar el impacto.

La comunidad local, como en el Bosque Protector Cerro Paraíso, participa en talleres de conservación y reforestación de especies nativas como guayacán y palo santo, pero los incendios y las invasiones persisten. Las autoridades instan a reforzar la educación ambiental y la vigilancia para proteger estos ecosistemas vitales.

Organizaciones como Proyecto Sacha y el Municipio trabajan en la restauración de hábitats, pero la cacería sigue siendo un desafío. La ciudadanía es clave para reportar actividades ilegales y preservar los bosques secos, que representan solo el 2% del ecosistema original en Ecuador.

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