La violencia vuelve a sacudir a Quito. Este viernes, cuatro sicarios a bordo de motocicletas irrumpieron en el night club Mosq, en el sector de Los Aceitunos, norte de la capital, y abrieron fuego contra los guardias de seguridad del establecimiento. El ataque dejó dos personas fallecidas y un herido al interior del local.
Las víctimas mortales, ambas de nacionalidad venezolana, fueron identificadas como Kennedy Stranvindky Mata Perche y Alexander José Carrillo Arteaga.
Este nuevo atentado se suma a una escalada de hechos violentos contra cabarets en Quito durante 2025:
- 17 de septiembre: un guardia del night club Doll House fue asesinado con más de 25 disparos. La víctima fue identificada como Luis Alberto Macías Carrillo, de 38 años, sin antecedentes.
- 19 de junio: un explosivo fue lanzado contra el cabaret 155, dejando siete heridos y cuantiosos daños materiales.
Estos hechos reflejan una creciente amenaza contra la vida nocturna en la capital. La seguidilla de ataques evidencia que los centros de diversión nocturna se han convertido en blanco de la delincuencia organizada, lo que no solo afecta a los trabajadores del sector, sino también a los clientes que acuden en busca de esparcimiento.
Autoridades policiales y municipales han reconocido la dificultad de controlar estos espacios, que se han transformado en escenarios de ajuste de cuentas y violencia criminal. Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación cómo el ocio nocturno en Quito se ha vuelto sinónimo de riesgo.
