Un brote de cólera dejó 172 muertos y 2,700 infectados en Sudán en solo una semana, según el Ministerio de Salud, con el 90% de los casos en Jartum, la capital devastada por la guerra. El conflicto entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), iniciado en abril de 2023, ha colapsado los sistemas de agua y electricidad, obligando a la población a consumir agua contaminada, según Médicos Sin Fronteras (MSF).
Los ataques con drones de las FAR en Jartum destruyeron tres centrales eléctricas, dejando sin agua potable a miles. El cólera, endémico en Sudán, se propaga rápidamente por la falta de saneamiento y atención médica, agravada por el desplazamiento de 13 millones de personas y el hambre generalizada. La enfermedad, causada por agua o alimentos contaminados, puede ser mortal en horas sin tratamiento.
Desde agosto de 2024, Sudán reporta más de 55,000 casos y 1,500 muertes por cólera en 12 estados, según posts en X. En el estado de Nilo Blanco, un brote en febrero de 2025 dejó 92 muertos y 2,718 hospitalizados, saturando el Hospital de Kosti, donde MSF reportó pacientes tratados en el suelo por falta de espacio.
La respuesta del gobierno sudanés incluye campañas de vacunación en zonas de alto riesgo, apoyadas por la OMS y UNICEF, pero la infraestructura destruida limita su efectividad. MSF ha enviado 14 toneladas de medicamentos y 25 de equipos logísticos, pero urge a los donantes internacionales intensificar el apoyo para agua y saneamiento. La guerra, que ha matado a decenas de miles, complica la contención del brote.
Esta crisis sanitaria, sumada a la hambruna y el desplazamiento masivo, posiciona a Sudán como la mayor emergencia humanitaria actual, según la ONU. La comunidad internacional enfrenta el desafío de proveer ayuda en un país donde los combates dificultan el acceso a zonas afectadas como Darfur y Kordofán. La población sudanesa, atrapada en el conflicto, clama por soluciones urgentes.