La industria del entretenimiento en Estados Unidos se encuentra en un punto de inflexión con la batalla por la adquisición de Warner Bros. Discovery entre Netflix y Paramount. Netflix, la empresa de streaming más grande del mundo, anunció una oferta por la mayor parte de Warner Bros. valorada en ochenta y tres mil millones de dólares. Sin embargo, Paramount, un rival de menor tamaño respaldado por la fortuna de la familia Ellison, suspendió la transacción al apelar directamente a los accionistas con una oferta alternativa de ciento ocho mil millones de dólares por la compañía completa, la cual fue calificada como “superior en todos los aspectos”. Esta disputa no solo se centra en el precio, sino en la visión del futuro de Hollywood.
La oferta de Paramount, que busca construir un coloso mediático para competir en escala contra Disney y Netflix, promete revitalizar la industria cinematográfica con el estreno de más de treinta películas al año en cines. Paramount sostiene que su fusión crearía un competidor viable. Por otro lado, Netflix, que ya cuenta con una escala incomparable con más de trescientos veinticinco millones de suscriptores, no necesita tamaño, sino calidad. Su interés en Warner radica en la propiedad intelectual (PI) de alta calidad, como “Juego de Tronos”, para reforzar su contenido y ganar la batalla por la atención contra rivales de Silicon Valley como YouTube. Ambas ofertas se complican por factores políticos, con la oferta de Paramount recibiendo financiamiento de fondos soberanos de riqueza del Golfo, lo que podría generar controversia regulatoria, mientras que la de Netflix podría enfrentar escrutinio por su ya dominante cuota de mercado. Los accionistas de Warner Bros. deben elegir entre mantener vivo el viejo Hollywood con apoyo extranjero o acelerar la tendencia de la era digital bajo el dominio de Netflix.








