El 1 de julio de 2025, Donald Trump no descartó deportar a Elon Musk, luego de que el multimillonario sudafricano criticara duramente su proyecto de ley de presupuesto federal, según declaraciones a periodistas en la Casa Blanca. Musk, principal donante de Trump en 2024, rompió su alianza en junio por desacuerdos sobre la legislación, que según él abandona el liderazgo en vehículos eléctricos y energías limpias.
Musk, quien renunció en mayo a liderar la comisión de eficacia gubernamental (DOGE), propuso crear el “Partido América” si el proyecto se aprueba, acusando a los republicanos de aumentar el déficit en $2.4 billones. Trump sugirió que DOGE podría investigar los subsidios de Musk, afirmando que sin ellos “tendría que cerrar y regresar a Sudáfrica”.
En Truth Social, Trump intensificó sus amenazas, insinuando que Musk “podría perder mucho más” por oponerse a su “grande y hermosa ley”. La disputa, que incluye acusaciones de Musk sobre Trump en los archivos Epstein, refleja tensiones entre el ala tecnológica y los populistas de MAGA, centradas en inmigración y deuda federal.
La posible investigación a los contratos de Musk, que suman $3 billones con agencias federales, y su estatus migratorio, avivan el conflicto. Aunque Musk es ciudadano estadounidense, Steve Bannon, aliado de Trump, lo llamó “inmigrante ilegal” y pidió su deportación.
Este enfrentamiento, que ha generado memes y críticas en redes, pone en riesgo la agenda legislativa de Trump y la unidad republicana, mientras Musk mantiene su oposición al proyecto de ley, advirtiendo sobre un déficit insostenible.