La muerte del papa Francisco el 21 de abril de 2025 ha sumido al mundo católico en luto y expectativa. El cónclave, programado del 5 al 10 de mayo en la Capilla Sixtina, reunirá a 135 cardenales de 71 países, el más diverso en siglos. Sin embargo, la diversidad geográfica contrasta con una profunda polarización ideológica. Los reformistas, inspirados por la apertura de Francisco a temas como la inclusión de minorías y la justicia climática, chocan con conservadores que critican su legado como demasiado liberal y buscan un papa que refuerce la doctrina tradicional. Figuras como el italiano Matteo Zuppi, el filipino Luis Antonio Tagle y el secretario de Estado Pietro Parolin emergen como candidatos, pero analistas como Marco Politi sugieren que un outsider, quizás de Europa del Este, podría sorprender.
El contexto global añade presión: conflictos en Ucrania y Medio Oriente, el auge de la inteligencia artificial y la crisis climática exigen un líder con visión. Además, el Vaticano enfrenta retos internos, como los escándalos financieros y la disminución de fieles en Occidente, mientras crece en África y Asia. La elección será crucial para definir si la Iglesia abraza el cambio o se atrinchera en la tradición. Las redes sociales, con su potencial para desinformar, son una amenaza moderna al secretismo del cónclave, y el Vaticano ha reforzado medidas contra filtraciones. El humo blanco no solo revelará un nombre, sino el rumbo de 1.400 millones de católicos en un mundo en crisis.