El asesinato del futbolista Mario Alberto Pineida Martínez y su pareja, Guisella Fernández Ramírez, ocurrido el 17 de diciembre de 2025 en Guayaquil, fue un ataque planificado que involucró una logística de tres motocicletas y dos vehículos. Según informes policiales, el jugador fue seguido desde varios puntos de la ciudad antes de ser interceptado en el sector de Samanes 7, frente a un local de venta de carnes. Mientras una motocicleta y un Volkswagen “limpiaban” el camino para asegurar la ruta de escape, los gatilleros en otras dos motos abrieron fuego en el momento en que Pineida, Fernández y la madre del deportista descendían de su vehículo. Tras el crimen, uno de los sicarios abandonó su moto por una falla mecánica y huyó en taxi hacia una urbanización en Daule, mientras que el encargado de la vigilancia fue capturado en un hotel de Mapasingue con evidencia de transferencias bancarias en su teléfono.
La estructura financiera del crimen apunta a una red de ciudadanos venezolanos. Una mujer de esa nacionalidad, detenida en la ciudadela Quisquís, era la encargada de gestionar los pagos, que oscilaban entre los 2,000 y 3,000 dólares para los ejecutores. Las autoridades manejan dos hipótesis principales sobre el móvil: la primera vincula a Guisella Fernández con el préstamo de grandes sumas de dinero y amenazas por deudas impagas; la segunda sugiere una represalia sentimental por parte de una ex pareja de Fernández vinculada al narcotráfico. Los detenidos, Cristian David Peláez y Jimnery Mariander Peña, enfrentan prisión preventiva por asesinato, mientras la policía busca al autor intelectual que habría ordenado eliminar a la pareja para saldar deudas o por venganza pasional.
