A pocas semanas de la reanudación de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026, un escándalo sacude al fútbol del continente. La Selección de Bolivia se encuentra bajo la lupa tras revelarse casos de dopaje en su plantilla, situación que podría afectar directamente al desarrollo del torneo y encender las alarmas en la Federación Colombiana de Fútbol.
El centro de la polémica es Borís Céspedes, volante boliviano que milita en el fútbol suizo, quien admitió haber dado positivo en un control antidopaje realizado después del encuentro frente a Uruguay, disputado en El Alto el pasado 25 de marzo. Según el propio futbolista, consumió un medicamento para contrarrestar los efectos de la altitud, supuestamente suministrado por el cuerpo médico de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
Aunque inicialmente parecía un caso aislado, nuevas versiones apuntan a que la problemática podría ser más amplia. De acuerdo con el periodista Adrián Magnoli, citado por Meca TV, dos jugadores bolivianos habrían dado positivo en el partido contra Colombia, disputado también en la altitud de El Alto, en noviembre de 2023. Estos resultados estarían en proceso de análisis, incluyendo la posible realización de contrapruebas.
Por ahora, la situación se centra en sanciones individuales. La normativa vigente de la FIFA estipula que no se restan puntos a una selección si los casos de dopaje afectan a menos de tres jugadores en el mismo encuentro. Sin embargo, si se comprueba una práctica sistemática o negligencia médica, el escenario podría cambiar drásticamente, con consecuencias colectivas.
Desde la Federación Colombiana de Fútbol se mantiene una postura vigilante. El combinado nacional enfrentará a Bolivia en la penúltima fecha de las Eliminatorias, en un duelo clave para asegurar la clasificación sin complicaciones. La posible ausencia de Borís Céspedes y de Ramiro Vaca, una de las figuras del cuadro altiplánico, representaría un golpe deportivo para el equipo dirigido por Antonio Carlos Zago.
Investigaciones en marcha
La CONMEBOL y la FIFA ya han sido notificadas del caso y se espera que en las próximas semanas se definan los pasos a seguir. La contraprueba, según expertos, podría tardar entre cinco y seis meses, lo que complica una resolución inmediata.
Mientras tanto, la sombra del dopaje empaña el cierre de las Eliminatorias. Para muchos, este caso no solo compromete a Bolivia, sino que reaviva el debate sobre el uso de sustancias en contextos de altitud, un factor recurrente en el fútbol sudamericano.